Al sentarnos por primera vez frente a un teclado, muchos nos preguntamos que sentido tiene la extraña disposición de las teclas. ¿No sería más facil ordenarlas alfabéticamente o de algún otro modo?
La respuesta está en el origen de la máquina de escribir mecánica.
En 1869,
Christopher Latham Sholes patentó una máquina de escribir mecánica fabricada por él mismo,
Samuel W. Soule y Carlos Glidden, muy superior a los artilugios existentes en aquel momento. El ingenio estaba dotado de un mecanismo consistente en teclas representando cada letra o símbolo unidas a martillos con la letra invertida y en relieve en su extremo final. Al pulsa una tecla su correspondiente martillo se desplazaba hacia adelante golpeando una cinta entintada y el papel colocado sobre un rodillo haciendo que éste se impregnara de tinta en la zona de relieve del martillo imprimiendo así la letra en el papel. Las teclas estaban dispuestas inicialmente en orden alfabético en el teclado. El problema principal de su funcionamiento apareció el el momento en que se adquirió destreza y velocidad en su manejo, pues al tener que golpear todos los martillos en una misma zona común, se producía habitualmente un atasco de martillos haciendo su uso bastante incómodo. Sholes observó entonces la frecuencia de uso de cada tecla y decidio modificar la posición de las más usadas para evitar atascos. El teclado QWERTY había nacido. Quizá no sea la disposición más optima, y de hecho está demostrado que el teclado
Dvorak Simplified Keyboard es más práctico y rápido, pero sin duda es la más utilizada, desde que en 1874 Sholes lo implantara en su ingenio y
E. Remington & Sons la comercializara.
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