lunes, 7 de mayo de 2012

El romance mas corto de mi vida

Este fin de semana he ido a Madrid de visita.

Yo soy de un pueblo de unos 15000 habitantes y como comprenderéis Madrid me parece muy grande! En pueblos así todos nos conocemos y se dice que las ciudades grandes como Madrid son muy frías.
Pero a mi no me lo parece, creo que depende de como es cada uno y en que situación se encuentra.


Es verdad que la gente generalmente ni siquiera se mira a la cara, aunque hay excepciones y sorpresas agradables como el caso que os voy a contar. Me gusta mucho el metro de Madrid, observar que hace la gente mientras viaja. Algunos escuchan musica con su Iphone, Mp4, mp3,... Otros evitan la mirada del que va al lado. Mi historia comenzó y acabo en el metro, en cinco minutos... Aber que os parece...



Bueno la cosa era que queríamos movernos por Madrid y decidimos bajar al metro, porque aparte de ser muy cómodo, los metros pasan muy frecuentemente. Los bancos estaban ocupados, yo y mis compañeros estábamos esperando de pie cuando se me ocurrió sentarme en el suelo para que la espera fuera mas amena. Mire hacia el otro anden y allí estaba ella. Yo le regale mi sonrisa como casi siempre que tengo ocasión, ella lejos de apartar la mirada también me dedico una sonrisa.

Aparte la mirada, todavía faltaban 4 minutos para que llegara el metro y la mire otra vez. Ella todavía me miraba, no porque yo le gustara, solo por la sonrisa que la otra persona nos ofrecía. Decidí dar un paso mas en la relación que íbamos forjando poco a poco y le obsequie con un guiño, no tardo en repetir la jugada y guiñarme.

Una persona a la que no conocía me sonreía y me guiñaba jajajajaj que divertido. Al final llego el metro, la suya y la mía a la vez. Entramos al metro y como nos picaba la curiosidad por ver cual seria el siguiente para avanzar en nuestra corta relación, cada uno miro hacia el otro coche para ver que hacia el otro. Fue entonces cuando el metro comenzó moverse y me quede sorprendido cuando la chica beso su mano y me despidió agitando su mano.

Fue una situación un tanto extraña pero poco usual, muy divertido. Esos pequeños momentos son los que alegran a uno. Hay acabo todo, no estuvo mal.
Para que luego digan que en Madrid la gente es muy fría.

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